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jueves, 4 de octubre de 2012

Ya comenzó la vendimia


     Si hay algo que me gusta del otoño es que vuelven a apetecer los platos calientes.  Y aún me gusta más el comienzo del otoño, cuando ya empezamos a ver en las fruterías esos racimos de uvas prietos y apetitosos, que no sé a vosotros, pero que a mí me recuerdan al cuerno de la abundancia.

     Siempre que veo las primeras uvas tengo dos recuerdos que parten de dos facetas distintas de mi vida. La primera es el anuncio del otoño en mi casa cuando veía a mi madre venir de la plaza de comprar y sacaba las uvas, las dejaba encima del poyo de la cocina y ella, mientras cocinaba, picoteaba de vez en cuando alguna que otra y me pelaba y despepitaba una cuando yo era pequeña (yo no solía comer más de una); después, en el postre,  mi padre comía las uvas directamente del racimo, desgranándolo lentamente con una mano mientras con la otra sujetaba la rama, de manera que no puedo evitar recordarlo cada vez que  veo colgando un racimo...

     Por otro lado, me encanta la escena de Baco sobre un burro rodeado de racimos y pámpanos en la película Fantasía de Walt Disney; de siempre me ha gustado la mitología grecorromana, de hecho era una de mis asignaturas favoritas en la facultad de Filología Clásica, y las uvas me acercan a ella, al igual que las aceitunas, dos alimentos básicos de la antigüedad que podemos disfrutar muchos siglos después sin apenas cambios...

     Pero volvamos a lo nuestro: la receta. Me gusta hacerla en estas fechas que comienzan a aparecer las primeras uvas, pero todavía tenemos buenos pimientos y tomates, y siempre hago de más. ¡Ah! y es la única manera en que yo como las uvas


     SOPA DE PIMIENTO Y TOMATE CON UVAS





   Ingredientes: 

     - 1 kg de tomates maduros
     - 3 ó 4 pimientos verdes y rojos
     - 1 cebolla grande (o más si os gusta)
     - 5 ó 6 dientes de ajo
     - 2 ó 3 hojas de laurel
     - pan del día anterior
     - pimentón dulce
     - comino molido
     - sal
     - aceite de oliva
     - una ramita de hierbabuena
     - un buen racimo de uvas


   Preparación:

     Preparamos un sofrito con los ajos y la cebolla bien picaditos junto con el laurel en una olla con aceite de oliva, esta vez os podéis pasar un poquitín, ya que será la única grasa que llevará la sopa.


     Cuando la cebolla esté pochada, agregamos los pimientos y los tomates lavados y cortados a trozos

 


     Dejamos que se vaya haciendo bien, a fuego lento, y cuando esté tierno el tomate añadimos un poco de comino molido y una cucharada rasa de pimentón dulce.


     Removemos bien y añadimos agua, no os importe que sea mucha, que se aprovecha... llevar a ebullición, rectificar de sal y dejar cocer a fuego lento como una hora, para que se mezclen bien los sabores.


     Cuando casi esté la sopa cortamos el pan en trozos y lo ponemos en una fuente o en una sopera... si preferís sólo la miga, mejor, pero en casa nos gusta todo, y en especial a mi hija, que le gustan los trozos con corteza por el contraste


     Apagamos el fuego, añadimos a la sopa la hierbabuena y dejamos reposar unos 5 minutos. Después vamos echando la sopa sobre el pan para que lo vaya empapando bien. Yo lo cuelo con el chino, pero si os gusta comeros la verduras no hace falta, de hecho, mi marido se suele echar pimiento y algo de tomate en su plato sobre el pan, al igual que hacían mi padre y mi madre. Tapamos y dejamos reposar unos minutos, según la dureza del pan


    Comemos la sopa acompañada de las uvas, bien como si las uvas fueran el pan o bien echándolas en la sopa como nos gusta en casa. Si hay niños, mejor usar uvas sin pepitas o quitárselas antes.



    El caldo que sobra lo guardamos en el congelador para hacer otra sopa más adelante o bien añadirle unos fideos finos, que es como le gusta comerla a mi marido por las noches.



     Y ya está, espero que la probéis y os guste.

   ¡¡¡Buen provecho!!!

1 comentario:

Manuel María dijo...

Este plato es "plato de noviazgo"... desde la noche de los tiempos, vamos...El contraste del caldo con la acidez de las uvas lo convierte en un gusto curioso...Pero, con fideos finos en abundancia, en el tazón de porcelana en las noches de Diciembre y Enero, se convierte en un soberbio "plato de retales".

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